¡Alerta spoilers!
A continuación se hablará sin tapujos del último episodio que cierra la cuarta temporada de la serie Breaking Bad.
El último episodio de la cuarta temporada de Breaking Bad, la maravillosa y cruel serie de la AMC que nos deja por cuarta vez en espera a su definitiva y final quinta temporada. Toda la serie bien podría haber terminado con éste maravilloso y sorprendente episodio S04E13: Face Off («Confrontación» o también «Enfrentamiento»). Nos hubieran dejado un final certero, completo.
En éste impactante episodio hemos visto como nuestro querido Walter White se ha difuminado, justo en el minuto final: ya que a quien teníamos delante todo el rato, desde el principio del capítulo, no era otro sino el mismísimo Mr Heisenberg. Justo al final hemos comprendido la maestría, el ingenio, la manipulación, la malicia y la sangre fría maquiavélica con la que ha llevado las cosas para obtener su objetivo: eliminar a Gustavo Fringe.
Manipulador. Porque claramente ha atraído a su lado a su pupilo Jesse Pinkman no por afecto (como consiguió hacernos creer en gran parte de éste capítulo final), sino por necesidad: sin Jesse es imposible acabar con Gus.
Malicioso con sangre fría. Porque sólo un canalla es capaz de lanzar a su afable vecina al campo de minas en el que se ha transformado su hogar con los secuaces de Gus al acecho para utilizarla como inconsciente zapadora que le limpie el camino mientras observa la escena desde lejos, al teléfono. De una frialdad escalofriante.
Maquiavélico. Porque utiliza al inválido Héctor «Tío Salamanca» no sólo para poder consumar el asesinato de Gus sino de paso para poder eliminar además a uno de los pocos testigos que quedan con vida que podrían delatarle y condenarle (ante el cartel, no ante la DEA…) puesto que «el Tío» conoce sus dos caras: a Walter White y a Mr. Heisenberg. Tremendo el momento en el que el anciano mira a los ojos a Gustavo.
Un poco más complicado es ver cómo ha metido en el ajo al abogado Saul Goodman, interpretado brillantemente por Bob Odenkirk. Porque muchos nos hemos preguntado al final del capítulo ¿cómo han conseguido quitarle a Jesse el cigarrillo que oculta el veneno hecho de ricina? ¿no tenía Saul una necesidad tan imperiosa de huir de la ciudad?¿a santo de qué esa súbita necesidad urgente para que se vean, con tanta llamada telefónica a Jesse,? pues para que Huell, el guardaespaldas de nuestro querido picapleitos, le pegue el «cambiazo» a Pinkman cuando le registre. Hay que fijarse bien en la escena para apreciar que Huell se mete algo en el bolsillo al registrar a Jesse en la escena:
Y si esta secuencia no os convence tenemos una entrevista al propio actor Bryan Carnston donde lo confirma cuando dice literalmente:
«So yes, the cigarette pack was exchanged by Huell in Saul’s office [when he frisked Jesse in Episode 12]. If you look carefully at that scene, you’ll see that when he’s done searching Jesse, he puts his hand in his pocket. It’s a quick moment, but you see his hand go in his pocket quickly. So it was set up that way» . («Si, el cigarrillo fue cambiado por Huell en la oficina de Saul (cuando registra a Jesse en el Episodio 12). Si te fijas cuidadosamente en la escena, se aprecia que tan pronto termina de registrar a Jesse se mete su mano en el bolsillo. Es un movimiento rápido, pero ves meterse su mano en su bolsillo rápidamente. Así fue montado».)Por tanto resulta evidente quienes envenenaron al niño Brock: los secuaces da Saul «el Buen Hombre» Goodman. Todo está calculado, no hay espacio para la incertidumbre de Heisenberg…
Estamos ante una serie grande, grandísima. Maravillosamente realizada. Todo se hilvana con sentido en la obra de Vince Gilligan. Los guiones son sencillamente redondos, ajustados con precisión de relojero a la maquinaria de la trama, sin fisuras. Los intérpretes (todos, incluso los secundarios) en su sitio, soberbios. Los colores… infundidos en todos los metrajes de estas cuatro temporadas con unos tonos sepia muy característicos, muy BreakingBadianos, como una impronta propia, un sello de los autores. Y la banda sonora adecuada para cada momento, para cada giro, donde se llega a veces al desconcierto con sonidos estridentes para sumergirnos en la atmósfera de esta crónica de una muerte anunciada ya desde el piloto de la serie. Una muerte anunciada tal y como presagia la canción de cierre de éste memorable capitulo; me refiero a la canción Black de Danger Mouse & Daniele Luppi con Norah Jones:
Bonitos son los lirios… y contrastan la tristeza que conllevan pues simbolizan la transformación, sin vuelta atrás, sin punto de retorno, de nuestro querido y débil Walter White en el fuerte, gélido, implacable y brillante Mr Heisenberg. Ahora el título Breaking Bad (Por mal camino) cobra toda su dimensión. Nuestro protagonista está dispuesto a todo con tal de seguir adelante. Nuestro protagonista es un criminal despiadado. A plena consciencia. Ahora ya sabemos que Walter White no volverá jamás, sin ninguna duda.
Comentarios recientes