La Montaña y la Víbora nos vuelve a recordar lo sufrido que es seguir Juego de Tronos
Muchos esperábamos con ganas La Montaña y la Víbora (The Mountain and the Viper), el octavo episodio de la T4 de Juego de Tronos. No sólo por el impactante cliffhanger con el que nos dejaron en el pasado Sintonte (Mockingbird), sino por el esperado combate del príncipe Oberyn Martell, «la Víbora Roja», contra Gregor «la Montaña» Clegane.
Si hay algo que hace grande a la saga literaria Canción de Hielo y Fuego es, entre otras muchas cosas, su capacidad de sorprendernos. No importa cuántas miles de páginas lleves leídas, cuántas desgracias hayas visto y cuántas cabezas hayan rodado; siempre nos presentan sorpresas y giros narrativos inesperados. La mayoría de ellos, desagradables. Y la serie hace muy buen uso del factor sorpresa con el dramatismo visual cinematográfico gracias a la calidad de las producciones de HBO.
Juego de Tronos se emite en España por Canal+ Series, un día después del estreno en EE. UU.
La justicia macabra de George R. R. Martin
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¡Alerta espóilers!
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¡Alerta espóilers!Esto es lo que yo llamo, un giro narrativo de último minuto
El episodio 4×08 de Juego de Tronos dirigido por Alex Graves es otro ejemplo de que nunca hay que dar nada por sentado en los terribles azares de los Siete Reinos de Poniente. Los buenos, si es que los hay, suelen morir. Y los malos más malos, que son muchos, suelen salirse casi siempre con la suya.
El episodio fue, como cabía esperar, otro éxito de audiencia: 8,2 millones de espectadores en total la noche de la emisión, sólo en los EE. UU. Si a estos números les añadimos los millones de descargas por torrents…
¡Qué llegan los salvajes!
Tormund Matagigantes, Ygritte y Styr llegan a Villa Topo, la aldea vecina de Castillo Negro, en el muro, lugar de esparcimiento de los castos hermanos juramentados de la Guardia de la Noche. Y no dejan títere con cabeza. Excepto Ygritte, que se apiada de Gilly y de su retoño.
Si hay algo que hace grande a la saga literaria Canción de Hielo y Fuego es, entre otras muchas cosas, su capacidad de sorprendernos.
Jon Nieve y sus amigos ya no pueden ocultar su desconsuelo ante lo desesperado de la situación. El apenas centenar de hermanos que protegen Castillo Negro deben hacer frente a cien mil salvajes al norte del Muro y también a la partida de Tormund y Styr, por el desprotegido sur del castillo.
Con Foso Cailin el norte pertenece a los Bolton
Ya sabemos que el lavado de cerebro de Theon Greyjoy es completo. Pero en Foso Cailin se hace más evidente: traiciona a los Hijos del Hierro ofreciéndoles una esperanza, que no es más que una mentira. Los marineros de las Islas del Hierro son temibles en el mar, pero no han nacido para estar bajo asedio dentro de unas ruinas rodeadas de ponzoñosas ciénagas. Foso Cailin es la puerta al norte, el único paso natural que une Invernalia con el resto de Poniente. Pero los aguerridos marineros han tenido demasiados mosquitos, serpientes, enfermedades y bajas para aguantar lo que parece una guerra perdida…
Su destino es funesto: ser despellejados vivos, porque Ramsay Nieve es incluso peor que el difunto Joffrey. Y ahora ya no es un bastardo porque su padre, Roose, le ha dado lo que más ansiaba: el apellido Bolton. No es para menos: con Foso Cailin el ahora Guardian del Norte ya posee las vastas tierras de Invernalia (de mayor extensión que el resto de reinos de poniente juntos) conectadas con las de sus aliados, la Casa Frey, que ahora son señores de las Tierras de los Ríos.
Roose Bolton, junto a su hijo y el desdichado y mutilado Theon Greyjoy, marchan hacia las ruinas del castillo de Invernalia. Hacía tiempo que no veíamos la que fuera capital de la caída Casa Stark. ¿Qué busca el caudillo de los Bolton en unas ruinas?
Sed pacientes. Aún nos quedan dos episodios para que termine la temporada y quedan muchas cosas por suceder. Y pocas cosas buenas se pueden esperar de lo Bolton.
Petyr Baelish debe rendir cuentas… ante Sansa Stark
Sansa está aprendiendo cómo mostrar sus emociones para sacar partido.
La reina regente del Valle de Arryn se ha despeñado por la Puerta de la Luna. Así que Lord Petyr Baelish debe rendir cuentas en Nido de Águilas ante los señores del Valle con Yohn Royce y Lady Anya Waynwood.
La fama de Petyr le precede, siempre metido en asuntos sórdidos, así que los señores del Valle desconfían de las palabras de Meñique. Así, llaman para testificar a Alayne, la «sobrina» de Baelish. Y aquí es donde vemos, por primera vez, a Sansa Stark utilizar su belleza y su inocencia, como arma efectiva. Tras cuatro temporadas empieza a entender de qué va el Juego de Tronos. Sansa está aprendiendo cómo mostrar sus emociones para sacar partido, como demuestra la mirada a Meñique mientras abraza a Lady Anya.
Sansa confiesa y revela su auténtica identidad como la hija de Eddard Stark, aportando un cambio muy significativo respecto a los libros de G. R. R. Martin. En los libros esto no ocurre y Sansa sigue ocultándose como Alayne, sobrina de Petyr Baelish.
Sansa tiene una ventaja. Yohn Royce era cercano a su fallecido padre, por un lado, y por otro llegó a conocer a Sansa en Invernalia en una parada en el castillo de los Stark cuando acompañaba a Waymar, su hijo pequeño, para alistarlo en la Guardia de la Noche. Seguramente recordéis a Waymar: fue la primera muerte de la serie, a manos de los Caminantes Blancos en el prólogo del piloto.
Sansa ha tenido el cuello de Petyr en sus manos. De haber confesado el crimen de Meñique, éste habría volado por la Puerta de la Luna. Pero, como le confiesa al propio Lord Baelish ¿qué hubiera sido de ella de haber confesado?
Meñique y los Señores del Valle deciden que hay que espabilar a Robin, el mimado y consentido heredero de la Casa Arryn. Y que hay que mantener la identidad de Sansa Stark en secreto. Se acerca el invierno: hay que abandonar Nido de Aguilas y bajar al Valle. Pero Sansa seguirá siendo Alayne, con su pelo cobrizo teñido de negro y con un cambio de atuendo, que le confiere más carácter, dejando atrás a la adolescente que ya no es.
En el episodio hemos tenido algunas elipsis silenciosas importantes. Como en el momento en el que Sansa confiesa a Meñique:
Sansa Stark – «Sé lo que queréis»
Petyr Baelish – «¿Sí?»
Sansa no responde a la última pregunta. Un silencio clamoroso.
Y, fuera del Valle, en la Puerta de la Sangre llegan Arya y El Perro. Las dos hermanas no habían llegado a estar tan cerca la una de la otra desde la decapitación de Ned Stark en el templo de Baelor, en la primera temporada. Pero ¿de verdad esperabais que dos hermanos Stark vuelvan a estar juntos?
Arya cada vez más se parece a una psicópata…
Mormont, desterrado
Finalmente, el doble juego de Jorah Mormont, cuando espiaba para Varys, se ha terminado, porque ha sido descubierto. Tanto para los lectores de los libros como para los seguidores de la serie es difícil saber en qué momento Jorah decidió dejar de informar a Desembarco del Rey sobre los pasos de su amada Khaleesi. Pero eso ya no importa. La Madre de los Dragones es implacable.
Un amor no correspondido… y ahora, encima, Jorah es apartado del lado de su reina. El pobre exiliado se convierte en un exiliado en su exilio, valgan las redundancias. Debe irse de Meereen, para siempre, a no ser que quiera perder su cabeza.
Jorah Mormont cabalga lejos de Meereen. Lejos…
Por otro lado, en la serie nos están colando un pastelote amoroso un tanto ridículo. Gusano Gris se ha enamorado de Missandei. Un eunuco… en fin En los libros, Missandei es una niña. Aquí es una chavala de muy buen ver. Para mí, la historia de amor entre el Comandante de los Inmaculados de Astapor y la intérprete de la Madre de los Dragones, a pesar de ser una variación en los libros, carece de todo interés. Tiempo al tiempo…
No te encariñarás de ningún personaje del Juego de Tronos…
El combate. El combate entre la Montaña y la Víbora Roja. El Príncipe Oberyn Martell se había convertido, para muchos y muchas, en uno de los personajes favoritos de la serie. Lo mismo se puede decir con los lectores de los libros. Es por eso que muy grande fue el dolor de su espantosa muerte, más todavía cuando ya había derrotado a la Montaña. Pero Oberyn había ido a Desembarco del Rey a hacer justicia y ello implicaba no sólo matar a Gregor Clegane, sino apuntar al auténtico responsable, al que dio la orden de violar y matar a Elia Martell, junto a sus hijos: Tywin Lannister.
Y casi lo consigue.
George R. R. Martin es un gran canalla literario, un despiadado psicópata de la literatura fantástica. Eso ya lo sabíamos: Eddard, Robb, Catelyn, Syrio… la lista es larga. Pero lo mejor es cómo juega con el factor sorpresa, cómo nos lleva por una direción, nos convence, para luego abofetearnos con sangre, dientes y sesos esparcidos.
La Boda Roja fue fuerte y muchos pensamos que no se volvería a un nivel canallesco tan grande por parte de Martin y los guionistas de HBO. Pues mira tú por dónde… Con un combate muy vistoso, con una acertada puesta en escena por parte del realizador Alex Graves. Y con un giro narrativo inesperado y arrollador.
Seguramente los profanos de los libros, que no a la serie, ya habréis oído eso de «No os encariñéis con ningún personaje de Juego de Tronos, que seguramente lo matarán». Y, aún así, nada… a seguir llorando. Pues así son las cosas. Con las habituales reacciones al suceso que pueblan YouTube
Aunque, lo peor del episodio, que casi pasa silenciosamente debido al shock de la muerte de Oberyn Martell: la condena a muerte de Tyrion Lannister, sin opción a un perdón para vestir el Negro de la Guardia de la Noche, debido a que el juicio «lo han decidido los Dioses».
¿Os habíais encariñado con Tyrion? No lo digo por nada, sólo que quedan dos episodios para terminar la cuarta temporada…
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