El remake de FOX de la legendaria serie de Carl Sagan
Muchos debemos al fallecido astrofísico y divulgador científico Carl Sagan pasión y amor por las estrellas y la ciencia. El mismo día del season finale de True Detective la corporación FOX International Channels presentó en estreno multicanal Cosmos: A SpaceTime Odyssey, simultáneamente en 180 países y en 48 idiomas distintos. La serie es la adaptación de la mítica serie de Sagan de 1980. En España Cosmos se emite los lunes a las 23:30 por el canal National Geographic Channel.
La serie es un remake de la legendaria Cosmos: A Personal Voyage (1980), y no sólo es un documental excelente; es también un homenaje a la figura de Carl Sagan, a quién las generaciones que crecimos en los años ochenta tanto le debemos.
Neil deGrasse Tyson presenta la nueva ‘Cosmos’
Tenía ocho años cuando empecé a devorar la serie Cosmos allá por 1980, cuyos episodios comentaba con mi amigo Federico. Ya por aquel entonces sentía una apasionada atracción por la ciencia, las estrellas y el universo. Pero Carl Sagan fue el catalizador que mi vocación científica necesitaba; quería aprender lo que Sagan conocía y saber más historias de científicos y pensadores como Eratóstenes, Hipatia, Giordano Bruno, Galileo, Fermat, Newton, Einstein… Mi curiosidad era infinita, y quería saber lo que él sabía y poder enseñar lo que él enseñaba. Porque Carl Sagan fue un gran divulgador científico que supo transmitirnos su pasión por la ciencia y el racionalismo que la comunidad científica acepta gracias a las evidencias empíricas y matemáticas. Sagan nos enseñó que ciencia es curiosidad, imaginación, y hechos. Y a Carl Sagan le debo, en parte, haberme licenciado en Física Teórica y mi haber acabado en mi actual profesión como profesor de Física y ciencia. Y mi amigo Federico acabaría siendo químico
La nueva serie Cosmos: A SpaceTime Odyssey que en 2014 presenta, con oficio y soltura, el astrofísico Neil deGrasse Tyson, cuenta en la producción con el multifacético Seth MacFarlane (Padre de Familia) junto a los colaboradores originales de la serie en los ochenta: Ann Druyan (Contact, 1997), viuda de Carl Sagan, guionista, productora ejecutiva, y directora, y el astrofísico Steven Soter como coguionista.
Es muy emotivo escuchar a Neil rememorar su encuentro con Carl Sagan en 1975, cuando era un chaval de 17 años que quería estudiar astrofísica. Sólo por esa razón no se me ocurre a nadie mejor para presentar el remake de 2014 de Cosmos.
La serie es diferente, y a la vez, similar, a la original de 1980. La nueva versión está adaptada para el (a veces, ignorante) público del siglo XXI, y FOX ha hecho acopio de medios, dólares y recursos en la producción para ofrecernos una vistosa y entretenida serie documental. Aunque me está gustando mucho la nueva versión de Cosmos, se echa mucho de menos la banda sonora original del genial y ochentero Vangelis, con sus incomparables melancólicas melodías a piano fundidas con melodías electrónicas, con sabor existencialista, infinitamente mejores en comparación con la actual, anodina y hollywoodiense banda sonora de 2014.
La serie es ideal para verla, y comentarla, con tus hijos, y para mostrarla en colegios e institutos
Cosmos no trata solamente de astros, galaxias y planetas. La serie también explica otros muchos aspectos de la ciencia, las matemáticas, la naturaleza y la vida. Por ejemplo, en el segundo episodio explica los procesos de la selección natural que guían a la evolución de las especies, episodio que ha levantado ampollas en algunos sectores rancios y cavernícolas del creacionismo de los EE. UU. Y digo cavernícolas, porque no se me ocurren otros eufemismos para los que rechazan a la evolución de Darwin y defienden, sin ninguna evidencia ni justificación empírica, que el universo se creó hace 6500 años con Adán y Eva. Y luego vinieron los dinosaurios…
La serie es ideal para verla, y comentarla, con tus hijos, y para mostrarla en colegios e institutos. Los chavales de hoy en día, en muchos casos, adolecen ya no sólo de una cultura histórica, literaria, cinematográfica y artística más allá del fútbol, las depilaciones y los realities; los adolescentes están faltos, y necesitados, de una cultura científica. Y la cultura es tan necesaria como agua de mayo. Los jóvenes deben conocer cómo el integrismo religioso de la Inquisición martirizó a Giordano Bruno en la hoguera por defender su idea de universo infinito y su defensa del modelo heliocentrista de Copérnico; deben saber cómo Eratóstenes demostró hace más de 2200 años que la Tierra es redonda, y calculó su radio equivocándose en tan sólo un 10 %. Deben aprender cómo a lo largo de la historia los científicos han usado el método científico para dar respuesta a preguntas, encontrar utilidades tecnológicas y solucionar los problemas a los que la humanidad se ha ido enfrentando. Deben entender cómo la ciencia se ha abierto camino frente al autoritarismo dogmático cuestionando lo que haga falta a la hora de buscar respuestas mediante observación, la investigación y la experimentación, donde los hechos experimentales y las demostraciones matemáticas tienen la última palabra en cualquier debate.
Hablando de ciencia y religión, no me canso nunca de recomendar el hermoso vídeo de Phil Hellenes Science Saved My Soul (La ciencia salvó mi alma), subtitulado en castellano. Los subtítulos tienen un error: en inglés, one billion (un billón) es igual a mil millones: 1 billion = 1000 000 000.
A fecha de hoy llevamos cinco episodios. Nos han hablado del sistema solar, de nuestra galaxia, de agujeros negros, de la velocidad de la luz, de las distancias interestelares, del tiempo, de la vida, del ADN, de la selección artificial y natural, de la evolución, de la amistad entre Newton y Halley, entre otras muchas cosas interesantes. Todo explicado con un lenguaje sencillo en boca de Neil deGrasse Tyson, con unos efectos visuales muy logrados.
Al igual que ya hizo Carlg Sagan en 1980, el primer episodio describe el impresionante calendario cósmico de la historia del universo, un símil de calendario donde cada día equivale a 40 millones de años para así cubrir los 13800 millones de años desde que aconteciera el Big Bang. Así, de una manera intuitiva, nos enseñan que toda la historia escrita de la Humanidad ocupa sólo los catorce últimos segundos en el calendario cósmico.
No os perdáis esta estupenda serie, ni la original de Carl Sagan de 1980. Porque aprender sobre el Cosmos es aprender sobre nosotros mismos.
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