‘Helix’ no es ‘La Cosa’ de John Carpenter. Ni tampoco ‘The walking Dead’.
Helix, del canal Syfy, narra en trece episodios la lucha de un grupo de investigadores del CDC por controlar un misterioso y letal brote epidémico que surge en una base de investigación de enfermedades oculta en el Ártico. El productor ejecutivo Ronald D. Moore, conocido por Battlestar Galactica, junto a Lynda Obst (Contact, 1997) y el showrunner Steven Maeda de Lost (Perdidos) están detrás de la producción.

Piloto de ‘Helix’. Billy Campbell es el doctor Alan Farragut.
La trama se cerrará en una temporada, por lo que la producción entra en la categoría de miniserie. Tiene como protagonista a Billy Campbell (The Killing) metido en la piel del doctor Alan Farragut. Junto a él tenemos a la doctora Julia Walker (Kyra Zagorsky de Supernatural), la doctora Sarah Jordan (Jordan Hayes), la simpática doctora Doreen Boyle (Catherine Lemieux) y el comandante Sergio Balleseros (Mark Ghanime). Al misterioso director del centro, el doctor Hiroshi Hartake, lo encarna Hiroyuki Sanada.
Un laberinto en el ártico, lejos del mundo. Con música de los sesenta.
Singular es el arranque con Hartake y el jefe de seguridad Daniel Aerov (Meegwun Fairbrother), protegidos con trajes NBQ, entrando en un laboratorio que está patas arriba y con varios cadáveres, bajo la melodía Do You Know the Way to San Jose de Dionne Warwick. Esto nos retrae a las melodías de los años sesenta de Lost. Pero no todos están muertos… hay un superviviente.
Es llamativa la música de este piloto porque otra melodía que escuchan dos personajes diferentes en dos escenas distintas (¡vaya casualidad!) es Pink Deville de Paul Rothman, de la banda sonora original de la serie de FX It’s Always Sunny in Philadelphia.
La historia se dosifica correspondiendo capítulos a días. La premiere de Helix se ha lanzado con un episodio doble: el piloto y el segundo episodio titulado Vector. Y ya se ha filtrado por la red de redes el tercer episodio titulado 274.
Tenemos un brote epidémico en el Ártico. Y desde el Centro de Control de Enfermedades (CDC en inglés) en Atlanta envían a un equipo de cuatro investigadores del centro encabezados por el doctor Alan Farragut junto a la doctora Julia Walker, su ex mujer, a la que abandonó cuando la pilló en la cama con su propio hermano Peter. Hermano que, por cierto, es el único superviviente de los investigadores atacados por el extraño patógeno en la base ártica. Junto a los doctores viajará el comandante Sergio Balleseros.

Piloto de ‘Helix’. Hiroshi Hartake recibe al equipo de investigadores del C.D.C.
La ayudante de Alan es la doctora Sarah Jordan, que está coladita por él. Tenemos así un peculiar triángulo amoroso. Cuadrilátero, mejor dicho: parece que Hiroshi Hartake guarda una historia con la ex mujer de Farragut.
Como ya he dicho, Hartake es el director del centro. Y se muestra muy poco colaborador con el equipo venido del CDC. Parece, incluso, molesto. Claramente Hartake oculta algo. Pero estamos ante una serie de Moore y la fría base ártica parece la estrella de combate Galáctica. Casi todos aparentan guardar secretos. Empezando por el ejército, con el comandante Balleseros y sus sospechosos paseos al exterior de la base.
La trama muestra personajes que pueden dar juego al desarrollo dramático, por un lado. Luego tenemos el suspense dado por los secretos que muchos de los personajes ocultan. Y, después, tenemos el panorama adecuado para una narración de terror debido al aislamiento de la localización, muy a juego con la legendaria película de John Carpenter La cosa (1982). Aunque Helix no es La cosa.
Y digo «no es La cosa» porque, a diferencia de la película de Carpenter, el ambiente no es ni tan claustrofóbico ni tan inhóspito. La base científica de Helix parece disponer de todo, con la tecnología más puntera. De momento. Seguramente todo se les torcerá a nuestros protagonistas.
Hay detalles que son de pura ciencia-ficción. El más brutal es cuando nos muestran la observación del movimiento de un patógeno ¡de quince nanometros! Algo del todo absurdo, y no lo digo sólo porque no existe ningún organismo vivo tan pequeño, sino por la imposibilidad de ver, como si un de microscopio se tratase, algo a una escala cuántica. Comprobadlo vosotros mismos viendo la muy recomendable animación que les pongo a mis alumnos The Scale of the Universe 2.
Los croma de la producción son bastante flojos, se notan demasiado. Y algunas escenas en el exterior son totalmente inverosímiles: ¿de noche, nevando en el Ártico y estamos con el abrigo abierto con cuello y cara al aire?
Los guiños a Battlestar Galactica se dan en el uso de la palabra frak y en la convivencia, en el mismo marco aislado, con enemigos ocultos. Y también se hacen guiños a la película de Ridley Scott Alien, el octavo pasajero (1979) en las escenas donde Farragut se arrastra por los conductos de aire, a oscuras y sólo con una linterna.
El showrunner Steven Maeda ha dicho en una entrevista a THR que están intentando no hacer una serie de zombies («We’re really trying to not make it a zombie show»). Por si los tráilers os hacen pensar que estamos ante otro TWD…
Con todo, el episodio doble entretiene. Seguiré el desarrollo de la serie. Es sólo una temporada. Y todavía queda mucho para el 6 de abril…
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