Hablamos con William Fichtner sobre Crossing Lines… y retretes.
La entrevista fue muy amena y divertida, donde el actor y yo mismo tuvimos una continua dialéctica cruzada en referencia a los baños españoles y a su habilidad por comer jamón serrano mientras monta en bicicleta por el Retiro madrileño Las fotos que nos hicimos juntos son muy elocuentes…
Crossing Lines es una serie de AXN, que llega a España con el respaldo dado por el público de EE. UU., porque tendrá una segunda temporada.
Entrevista y Photo Call con William Fichtner

Photo Call con William Fichtner en el preestreno de Crossing Lines. Mientras él me ponía los deditos yo le quitaba la cartera – Foto: Amanda Díaz.
Entrevista con William Fichtner.
Tras el pase del piloto, que luego pasaré a «repasar», entró el simpático William Fichtner. Ante la aparente timidez de los blogueros y periodistas allí congregados yo, de nuevo, fui el que rompió el hielo… y nunca mejor dicho.
WILLIAM FICHTNER – ¡Vamos, no seáis tímidos! ¡Estoy aquí para responder a vuestras preguntas…!
HÉCTOR CARABALLO (Levantando la mano) – Yo no soy tímido… excepto en los retretes.
W.F. – ¿Y necesitamos nosotros saber eso…? (Risas).
HÉCTOR CARABALLO – ¡Oh, sí! Esto es como una terapia de choque.
W.F. – ¿Es esto algo por lo que deberías pedir a todo el mundo que saliera de esta sala? Bueno, dime lo que quieras…
HÉCTOR CARABALLO – Mi pregunta viene porque tú no sólo eres un actor, también has escrito guiones y has ayudado en la dirección… eres como un cóctel de muchas cosas. Háblanos un poco sobre esto.
W.F. – Aún no he dirigido, pero me gustaría. Y espero, en el año que se acerca, que se materialice en un proyecto en el que he estado trabajando con un amigo y que he escrito. Hasta ahora casi toda mi carrera ha sido como actor, pienso que es la evolución natural con las cosas que ocurren en la vida. Y hace un par de años me di cuenta de que tenía la ansiedad de contar cosas: mi propia historia y a mi propia manera. Y esa siguiente fase en mi vida espero que vaya a comenzar próximamente, pero después de la segunda temporada de Crossing Lines.
(Fichtner se gira, contempla la pantalla de cine detrás de él y prosigue).
W.F. – Preciosa pantalla. ¿Son cómodos vuestros asientos? No quiero mirar para allá (Fichtner me señala), especialmente con ese tío que habla de retretes (risas).
Otro bloguero.
W.F. – No recuerdo exactamente en qué momento, el año pasado, pero sí se usó un poco el croma, pero básicamente la base del rodaje en la primera temporada fue Praga. También rodamos en Paris, en el sur de Francia… y de verdad hubo algunas pequeñas trampas de localizaciones que no eran reales. Pero casi siempre en esta serie se rodó en localizaciones reales, que es algo que me alegra particularmente, porque hoy en día puedes rodar toda una película en Madrid y hacer que parezca Nueva York, porque la gente que se dedica a localizar hace muy bien su trabajo. Con Crossing Lines estoy muy contento de tener la experiencia de haber rodado en las localizaciones reales donde la acción transcurrió.
O.B. – ¿Cómo es trabajar con tantas personas de tantas nacionalidades diferentes?
W.F. – Es bueno, pero no es algo único de esta serie en concreto, porque he trabajado con personas de otros países en otras ocasiones. Pero en este caso, en esta serie, lo que es especial es que tenemos un grupo que cruza culturas. Y cada personaje trae algo de lo que es experto en su propio país. Cuando leí el guión del primer episodio, una de las cosas que más me atrajo de la serie era eso: las nacionalidades. Aunque sí que es verdad que, a veces, no entendía lo que me decían.
HÉCTOR CARABALLO– Tengo otra pregunta. Y no voy a hablar de retretes (risas) Tengo que tomarme mi medicación después… ¿Entonces seguirás adelante y te gustaría acabar dirigiendo?
W.F. –¿Si me gustaría ser director? Sí…pienso que en esta parte de mi vida… mira, ya no soy un jovencito y tengo la sensación de que he vivido bastantes rodajes en cine y televisión para tener ahora la sensibilidad necesaria para saber cómo funcionan las cosas. Y sí, me gustaría poder expresar las cosas como las siento. Por eso he escrito con un amigo el guión para una película y quiero contar una historia. Y la respuesta es sí: quiero dirigir.
O.B. – Te hemos visto en películas como El Llanero Solitario o Elysium, y ahora en Crossing Lines. Son personajes bastante diferentes: ciencia-ficción, fantasía, y ahora en una serie. ¿Qué prefieres?
W.F. – Ésta es una de esas preguntas donde la respuesta va a sonar como que estoy intentado dar una impresión políticamente correcta. Pero realmente, realmente, sinceramente, adoro las tres cosas. Me encantaron las tres por una serie de diferentes razones. La televisión es muy diferente a hacer cine: lo es, pero el proceso no es diferente como actor, porque te preocupas por quién es tu personaje e intentas encajarlo en el puzzle dentro de la historia. Luego me encantó la experiencia en Crossing Lines, de estar aquí, de rodar en Europa. Elysium fue alucinante por estar trabajando con Blomkamp; esa experiencia fue alucinante. Y El llanero solitario ha sido una de las experiencias más importantes de mi vida: salté desde un tren en marcha sobre un caballo galopando. ¡Venga! ¿Recordáis cuando os dije que ya no soy jovencito? Ya no soy jovencito pero salté, dejadme decirlo otra vez, de un tren en marcha sobre un caballo. Los especialistas no lo hicieron; hicieron un montón de cosas increíbles, pero ésta no la hicieron. Así que ¿me lo pasé bien trabajando en El llanero solitario? Síiiii…
(Ante la falta de preguntas, Fichtner prosigue…)
¡Voy a empezar a elegir personas si no levantáis la mano! (Fichtner me señala y se dirige a mí). Tú, mejor para, quédate ahí ¡ya! ¡déjalo!
O.B.– Quiero preguntarte sobre la película Go (Viviendo sin límites – 1999), que parece que nadie, excepto yo, ha visto. Apareces muy gracioso. Y me preguntaba si vas a volver a trabajar como actor de comedia.
W.F. – Agradezco que me hayas hecho esta pregunta. Me hace feliz que hayas visto «Go», porque es uno de mis trabajos favoritos. Es un personaje muy retorcido y muy divertido. Muchas veces la gente me pregunta «¿por qué siempre haces papeles de malo?» y yo les digo ¡oh, cállate!, porque eso no es del todo cierto. Probablemente un tercio de las películas en las que he trabajado son comedias: The Amateurs (Los magnates del sexo – 2005), Go, Drowning Mona (Todos la querían… muerta – 2000), What’s the Worst That Could Happen? (¿Qué más puede pasar? – 2000)… Y, probablemente, Go está el primero de la lista. ¿Cuál era la pregunta? Sé que estás nervioso porque estás sentado junto a ÉL… (Fichtner, de nuevo, me señala con el dedo). (Risas).
O.B. – (Repite la pregunta).
W.F. – Me alegra que hayas sacado Go porque puede hacer que la gente aquí la vea. Viendo la media de edad de esta sala, veo a un público al que le encantaría esta película. Así que «G», «O», y es una película de… ¿2000, 98, 99…? Y yo interpreto a un detective de narcóticos con algunos… problemas sexuales. (Risas) ¡Y eso es todo lo que voy a decir! La tenéis que ver…
O.B. – Volviendo con Crossing Lines, ¿cuánto tiempo se tardó en rodar la primera temporada, o cada episodio, teniendo en cuenta que se rodó en tantas localizaciones distintas?
W.F. – Nos tomó cuatro meses y medio en rodar diez episodios de Crossing Lines. Sí que estuvimos viajando para rodar pero, aún así, no había momentos en los que estuviéramos parados. Por ejemplo, si estábamos rodando un lunes en Praga, el martes estábamos viajando y el miércoles ya estábamos rodando en París. Lo mismo cuando estábamos en el sur de Francia: un día de viaje y a rodar. A lo mejor teníamos dos días de descanso en Praga, pero aquí, en Europa, se puede hacer. No es como cuando estamos en EE. UU. y tenemos que rodar en Los Angeles, luego en Nueva York y luego en Chicago, porque las distancias son más grandes. En Europa podemos rodar más rápido aún saltando de país en país.
O.B. – No es que quiera tener un asesino en serie en Madrid, pero ¿vendrá el resto del equipo de Crossing Lines a Madrid alguna vez?
W.F. Ésa es una buena pregunta (risas). Y lo digo en serio. Realmente espero que podamos venir aquí a rodar, eso sería fantástico. No estoy muy seguro de cuál será el plan para la nueva temporada ni dónde rodaremos, lo único seguro es que volveremos a tener la base en Praga, en la República Checa, que es una hermosa ciudad, con gente maravillosa. Pero esperemos que, si la serie sigue creciendo y haciéndose más fuerte, y como es una serie sobre policías que investigan, cruzan fronteras y viajan por todas partes dentro de la Unión Europea, esperemos que, eventualmente, se llegue a Madrid. Sin embargo, si se viene, prometo que será sobre alguien que roba globos (risas), no sobre un asesino en serie. Y además, diré que tú has dicho eso.
(Alguien hace el típico comentario sobre lo bueno que está el jamón ibérico)
Si viviera aquí tendría un problema muy grave con el jamón. De hecho he estado a punto de no entrar en esta habitación porque todavía queda jamón ahí fuera (risas). El jamón en el parque… ¿cuál es el nombre del parque? El Retiro. ¡Ahhhh! He dado una vuelta en bicicleta por ese parque hoy… y es el más hermoso parque en el que he estado. ¡Si yo tuviera jamón en ese parque…sería perfecto! (risas) Le pediría a Dios ¡llévame, llévame contigo! ¡no te lleves el jamón, llévame a mí! (risas)
HÉCTOR CARABALLO – ¿Llevabas el jamón en la bicicleta a la vez?
W.F. -¡No sé por qué sigo hablando contigo! (risas) ¡NO sé por qué…! (risas) Eres como un niño pequeño al que no hay que prestarle atención! ¡Para, para…!
O.B. – Sin tener en cuenta los proyectos cinematográficos, tu último trabajo en la televisión fue Entourage (El séquito) ¿Qué te ha llevado a este proyecto que es tan diferente, con un personaje tan diferente? Bueno, y más allá de venir a Europa o quizás el hecho de ser el protagonista.
W.F. – Gran pregunta. Todo empezó con el guión. Tú lees el guión y crees en la historia. Si no crees en la historia, no importa si quieren que lo hagas, en el dinero, lo que te propongan, etc. Tienes que creer en la historia, tienes que creer en las páginas. Me encantó leer los dos primeros episodios el pasado agosto. No me contrataron para interpretar una historia, me contrataron para encarnar a Hickman y creí que tenía todo el potencial para ser uno de los mejores personajes que nunca he interpretado. Me encantó cómo está descrito el personaje y me encantó descubrir, en sólo dos episodios, que había tantas cosas sobre este tío. Esto, por un lado. Luego, por otro lado, estoy rodando en casi la otra punta del mundo de donde está mi hogar. No estoy rodando en un lugar donde luego puedo volver a casa para estar con mi familia. Evidentemente la decisión más grande fue decirle a mi mujer: ¿qué te parece que nos vayamos a vivir a Europa? Y el momento decisivo fue cuando decidimos embarcarnos juntos en la aventura y el gran sí o no fue cuando ella y yo decidimos que sí. Y, dos semanas más tarde, ya estaba en un avión camino de Europa
O.B. – Uno de tus personajes más importantes en la televisión fue Alexander Mahone, que se puede relacionar con lo que has estado haciendo en Crossing Lines. ¿Te gusta interpretar al «hombre bueno» que vive al límite, rondando la línea entre hombre bueno-hombre malo?
W.F. – Si tuviera que escoger entre hacer el papel de hombre-bueno-bueno y hombre-bueno-con-muchos-problemas, definitivamente escogería el segundo, porque es mucho más interesante y mucho más sincero con la realidad humana. También, como he comentado hace un momento, cuando lees sobre mi personaje, ves que ha pasado de ser una estrella en la policía de Nueva York a perderlo todo, su trabajo, su vida, con un problema de abuso de estupefacientes que no sabemos si es para paliar el dolor físico o emocional. Y todo esto nos lo enseñan en el primer episodio. Y esto, para un actor, es genial, porque realmente te embarcas en un viaje con este personaje. Sí que tiene similitudes con Alex Mahone en que los dos son policías, los dos tienen problemas extra curriculares, pero son muy diferentes. Nunca he interpretado a Hickman pensando en canalizarlo con Mahone, no los he conectado.
O.B. -¿Cuál es la mayor diferencia entre hacer televisión en Estados Unidos y en Europa?, más ahora que las series de televisión están en auge.
W.F. – Realmente no hay tanta diferencia. Rodar una serie de televisión es, posiblemente, más difícil. La comparación sería como meter seis libras de salami en una bolsa de dos. La diferencia grande con el cine es que tienes ocho o nueve días para rodar un episodio de una hora. Si dispones de buenos directores y un buen equipo, probablemente terminarás los episodios a tiempo. Y, por la falta de tiempo, es también un desafío para un actor, porque no puedes tener diez o veinte tomas para hacerlo bien, y eso no significa que no sigamos rodando hasta tenerlo perfecto. La preparación debe llevarse hecha; nadie va a trabajar sin estar preparado. En la televisión, si uno no llega al rodaje por la mañana con los deberes hechos, no va a estar trabajando mucho tiempo. Todo es cuestión de tener un equipo muy comprometido y preparado. Y volviendo a la pregunta original, ¿la diferencia principal?, las localizaciones son mucho más bonitas en Europa.
(Nos informan de que ya sólo habrá una última pregunta)
O.B. – ¿Ha sido el rodaje de Crossing Lines físicamente exigente? ¿Ha habido alguna escena que te haya costado grabar?
W.F. – No, pero es realmente duro rodar temprano todas las mañanas (risas). ¿Alguna dificultad física? Físicamente, en Praga, en febrero, fue lo más duro, como en el antártico. Pero no. Correteamos mucho por ahí, pero no ha sido un trabajo de investigación médica. Soy actor, me dedico a corretear, puede que me duelan los dedos de los pies porque hace frío, pero eso, en realidad no ha costado.
Aunque se ha terminado el tiempo de preguntas, Fichtner se acerca a mí, me da otro micro, vuelve a su asiento y me pregunta:
W.F. – Muy bien. Ahora dinos cuál es tu problema (risas).
HÉCTOR CARABALLO – Muy bien. Pero escucha con atención, porque te voy a hacer una pregunta muy importante. ¿Te gustan los retretes españoles? (risas).
Crossing Lines. Otra serie con demasiados clichés.
Con independencia de que Wiilliam Fichtner nos haya caído bien y su trabajo interpretando a Carl Hickman sea muy correcto, Crossing Lines es una serie que no aporta nada nuevo al panorama seriéfilo. Es evidente el atractivo para el público estadounidense de la serie, debido al emplazamiento en Europa: Paris, Niza, Praga, Londres… También tiene a su favor la (puntual) presencia del gran Donald Sutherland y el propio Fichtner, que, como he dicho, está muy convincente.
Pero Crossing Lines es una serie creada para el público norteamericano. Es sorprendente ver la falta de realismo, por ejemplo, al escuchar a gendarmes franceses hablar entre ellos en inglés Y el equipo europeo de investigación parece sacado de La liga de los hombres extraordinarios. El piloto no engancha y el elenco de actores que acompañan a Fichtner y Sutherland no está a la altura.
Después de ver el piloto pocas ganas quedan de seguir viendo el resto de la temporada. ¡Quién sabe! Quizás cuando termine Breaking Bad… y el resto de series que quiero ver.
Comentarios recientes