El Canal TNT estrena el 22 de octubre Bates Motel, la precuela de Psicosis (1960), la mítica película de Alfred Hitchcock, protagonizada por Anthony Perkins. Fui invitado, junto a otros ocho compañeros blogueros, al pase de los cinco primeros episodios de la serie en el histórico edificio de la Sociedad Cervantina, en un evento donde no solamente hablamos de series; los responsables del Canal TNT nos sorprendieron gratamente con una cena al más puro estilo Murder Party.
La película tiene el lujo de contar con una pareja protagonista excelente. El joven Freddie Highmore (Charlie y la fábrica de chocolate – 2005) encarna al adolescente Norman Bates y Vera Farmiga (Up in the air – 2009) encarna a su madre, Norma.
Anatomía de una mente enferma.
Estamos ante la precuela televisiva de una obra maestra del clásico del celuloide que está en el imaginario del mundo cinematográfico. Hitchcock convirtió a Norman Bates en un icono cinematográfico, así que la serie parte con el listón muy alto, tanto para su creador, el casi desconocido Anthony Cipriano, como para la productora A&E.
El preestreno de la serie nos lo ofrecieron en un evento organizado por el Canal TNT en España, en la Sociedad Cervantina de Madrid. Y se lucieron: pase de los cinco primeros episodios de la temporada y luego una cena amenizada con dos anfitriones muy especiales: dos actores que se metieron en los papeles de Norma y Norman y nos dieron una amena charla donde ocurrió de todo Me lo pasé en grande…
La reconstrucción de la casa y del motel de la película de 1960 han sido exquisitos.
La serie está destinada a encandilar a los fans de Psicosis, aunque con algunos matices. Porque, siempre que se hace una revisión de un clásico, ya sea literario, de teatro o cinematográfico, no es difícil levantar pasiones encontradas.
Norma Bates se traslada junto a su hijo Norman, tras la muerte de su esposo, a un pequeño pueblo de Oregon, donde ha comprado un motel y la antigua casa de los propietarios. Norma tiene la intención de «empezar una nueva vida» junto a su amado hijo menor. Nos trasladan así desde la original Fairvale (California), donde se situó la película original Psicosis, a White Pine Bay (Oregon). Por cierto, ninguno de los pueblos existe en realidad.
La reconstrucción de la casa y del motel de la película de 1960 han sido exquisitos, y ya desde el piloto se han encargado de destacar bien los icónicos elementos en la imaginería popular: las escaleras de la casa, la ducha del motel, el cartel de neón… Y los guiños son constantes, como la silueta de la madre de Norman pasando por la ventana de su habitación. Hay un plano sublime en el que nos muestran a Norman, de espaldas, sentado sobre la cama a solas; es un calco del mismísimo Anthony Perkins.
La pareja protagonista, como ya he mencionado, se luce en la serie. Partiendo de la elección de Freddie Highmore para encarnar al adolescente Norman Bates, que no ha sido hecha a la ligera. El joven actor no sólo comparte rasgos físicos muy semejantes a Anthony Perkins, de silueta delgada y con languidez de extremidades. Highmore ha hecho un buen estudio del trabajo de su predecesor, Perkins, en el lenguaje corporal. Se desenvuelve muy bien en los planos donde permanece contemplativo, inmóvil, con esa mirada que proyecta al espectador, simultáneamente, tranquilidad y desasosiego. Incluso la media sonrisa que muestra está muy conseguida, todo un homenaje para conectarnos con el futuro Norman Bates.
Norman Bates no tendría sentido íntegro sin su madre, Norma.
Norman Bates no tendría sentido íntegro sin su madre, Norma. Es por ello que el sobresaliente trabajo interpretativo de Vera Farmiga se agradece, ya que la serie carecería de valor sin el peso de la dominante madre, origen del desequilibrio mental de Norman. La madre acabará fagocitando la personalidad de Norman, y la Farmiga hace, con su trabajo interpretativo, que lo creamos desde el principio.
Ya desde el piloto podemos observar la personalidad un tanto perturbada de la madre, comenzando en el momento en que reacciona con frialdad al fallecimiento de su esposo, en contraste con el desconsuelo de Norman, pasando por la manipulación a la que la madre somete al muchacho para que gire en torno a ella, haciendo lo posible para que el joven tenga una vida alejada de un entorno acorde a su edad. Esta faceta ególatra de la madre está adornada con momentos que pueden sugerir un deseo incestuoso reprimido. Todo se destapa de manera más clara con la aparición de Dylan, el hermano mayor de Norman que había escapado del hogar familiar por ser buen conocedor de la personalidad «succionadora» de la madre. Dylan dice, en voz alta, lo que Norman no quiere ver.
Los guionistas han sabido jugar con el conocimiento que el espectador tiene de los personajes: Norman acabará matando a su madre y desarrollará un agudo trastorno de personalidad múltiple. Lo interesante de la narración vendría al dosificar, en la medida adecuada, cómo se va gestando, poco a poco, el desequilibrio en la cordura de Norman. Pero esto, a veces, es complicado de llevar en una producción televisiva; nunca se sabe a ciencia cierta cuántas temporadas podrá disfrutar una serie, con el problema consabido para los sufridos guionistas, que tienen la palabra «cancelación» colgando sobre sus cabezas como una espada de Damocles.
En la trama nunca sabemos si lo que está viendo Norman Bates es real o está en su imaginación.
Norman Bates no llega impoluto al piloto; ya desde el principio se percibe que «algo no anda bien» en la personalidad del adolescente. Y eso es algo con lo que los guionistas y realizadores han sabido aprovechar muy bien. Como los espectadores sabemos que Norman acabará internado en una centro psiquiátrico para desequilibrados peligrosos y sabemos que tarde o temprano saldrá a la luz su trastorno, en la trama nunca sabemos si lo que está viendo Norman Bates es real o está en su imaginación. Este elemento, llevado bien, puede aportar mucho a la serie.
Un intérprete secundario que me gusta mucho es Ian Hart (Tierra y Libertad – 1995). Y también tenemos algunas caras conocidas del mundo televisivo, como Nestor Carbonell (Lost), que encarna al implacable sheriff del condado, y su ayudante Mike Vogel (el guaperas viril de la posiblemente peor serie de los últimos años: Under The Dome). Es llamativo el increíble parecido del actor Carbonell con el mismo Anthony Perkins…
Por otro lado, la historia anclada en la actualidad no puede ser del agrado de los puristas amantes de la película de Hitchcock. Ver a Norman Bates escuchar música con un smartphone nos desconecta, inconscientemente, del personaje de 1960. Es evidente que es mucho más sencillo y barato trasladar la historia a nuestros días. Pero, en mi opinión, haber situado la historia en un ámbito temporal concordante con la película original de Hitchcock le habría dado otro color, otra ambientación.
El pequeño pueblo donde se sitúa la serie parece el clon actual de Twin Peaks.
Otro aspecto que no me ha gustado sale fuera del ámbito del motel y la casa de la familia Bates. El pequeño pueblo donde se sitúa la serie parece el clon actual de Twin Peaks, porque parece ser el pueblo donde TODO ocurre: crimen organizado, policía corrupta, explotación sexual de asiáticas, rampante ley del ojo por ojo… no extrañaría que en un episodio aparecieran los agentes Mulder y Scully preguntando si alguien ha visto aterrizar un platillo volante. La serie ganaría mucho sin tanto suceso extraño en White Pine Bay, que de tranquilo y apacible no tiene nada.
A pesar de que no me ha gustado el enclave temporal de la trama, hay un rasgo significativo que hace que pronto nos olvidemos de ello. Si bien al mostrarnos el pueblo de Oregon nos encontramos en la actualidad, dentro de la casa todo parece situado en 1960: los muebles, el televisor CRT mostrando películas en blanco y negro, etc. Creo no recordar haber visto ningún aparato del siglo XXI dentro de la casa: es como si la hubieran congelado en el tiempo.
En conclusión, es una serie recomendable para un amplio público. Las audiencias en EE. UU. han respondido muy bien y tendremos segunda temporada.
Comentarios recientes