Broadchurch. Un pueblo, dolor, mentiras y un crimen.

La pacífica armonía de un pequeño y hermoso pueblo de la costa de Inglaterra llamado Broadchurch se hace pedazos cuando el cuerpo sin vida de Danny Latimer, un niño de once años, es encontrado bajo sus vertiginosos acantilados. Los británicos, de nuevo, dan una lección de cómo se debe hacer una buena serie. En sólo ocho episodios.

Broadchurch. Olivia Coldman y David Tennant interpretan a los detectives DS Ellie Miller y DI Alec Hardy.

Broadchurch. Olivia Coldman y David Tennant interpretan a los detectives DS Ellie Miller y DI Alec Hardy.

El ficticio pueblo de Broadchurch está situado en los hermosos acantilados de Dorset, que son el fondo de este oscuro y amargo drama policíaco de la cadena ITV, donde dos investigadores deben bucear en las miserias detrás de fachadas de aparente normalidad de la apacible localidad. En España la serie la emitirá Antena 3.

Mucho más que un crimen.

La historia, a diferencia de producciones como la también británica The Fall, se cierra y resuelve en los ocho episodios que la conforman. Lo que en principio iba a ser una miniserie, ha acabado siendo un éxito sorprendente, tanto para su creador, Chris Chibnall, como para la propia cadena ITV, que ha decidido convertirla en serie al dar luz verde para una segunda temporada «que será totalmente diferente».

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Una producción realizada con oficio delante y detrás de las cámaras, con una oscura, lúgubre (o invernal) y muy adecuada banda sonora del islandés Ólafur Arnalds, todos los elementos necesarios para tenernos enganchados desde el primer episodio hasta el desenlace en el último.

Lo que diferencia a Broadchurch de otras series con un crimen de por medio es que el interés no radica en descubrir el rostro tras el crimen o en mostrar el dolor de la familia; en Broadchurch nos retratan cómo las vidas de los vecinos de la localidad, junto a las de los detectives que investigan el caso, quedan irremediablemente afectadas por la muerte de Danny.

La pareja de detectives es muy dispar, siguiendo el canon del género buddy movie. Los intérpretes bordan a sus personajes. Olivia Colman toca magistralmente todos los palos interpretativos al encarnar a la detective sargento Ellie, una modélica madre de familia que, tras regresar de sus vacaciones en Florida, ve cómo su ascenso como detective inspector se ve truncado por el que será su jefe y compañero investigador, Alec Hardy. Al seco pero perspicaz inspector, al más puro estilo Dr House, lo interpreta muy bien David Tennant, conocido por la serie Doctor Who. El personaje de Alec llega a Broadchurch con un sentimiento de penitencia debido al fiasco en un caso anterior que le tiene atormentado.

Las diferencias de personalidad de los detectives no son la única dificultad. Ellie es amiga cercana de la familia Latimer. Su hijo mayor era amigo del fallecido Danny. El crimen la afecta profundamente y su criterio de análisis difiere notablemente al del frío, minucioso y (sobre todo) objetivo rigor investigador del inspector Alec para el cual nadie está exento de sospecha en Broadchurch.

Amarás a tu vecino… como a ti mismo.

Dolor, ira… y sospechas. La apacible convivencia en la pequeña comunidad se desvanece mientras los días de investigación siguen, sin que se encuentre a responsable alguno. Las sospechas envenenan a la pequeña comunidad. Y las sospechas llevan a la rabia.

El dolor es otro protagonista. Pena, dolor, aflicción, culpa y soledad. Todo visto desde fuera y desde dentro de la familia Latimer. Beth, la desconsolada madre, busca consuelo y, sobre todo, el sentido que puede haber ante la soledad del vacío acentuado por su agnosticismo. Mark, el padre, que es el paradigma de la inoportunidad, sufre a su manera la pérdida de su hijo. El resto de la familia, la abuela y la adolescente hermana mayor, son retratados con menos protagonismo.

Todo el mundo miente. La máxima del Dr. Gregory House sobrevuela las cabezas de los investigadores. Cuanto más pequeña sea la población, más difícil se vuelve la discreción y mayores son los ecos de las mentiras descubiertas.

Si a este cóctel emponzoñado le añadimos la venenosa presencia de la prensa sensacionalista, el combinado se vuelve tóxico, indigesto… fétido. La prensa amarilla no sale nada bien parada en Broadchurch. Desde los periodistas sin escrúpulos a los redactores jefes que manipulan la información… como la vida misma. La prensa sensacionalista es funesta en el Reino Unido y el resto de países vamos a rebufo. En España cada vez que se airea un crimen con su buena dosis de morbo, los medios de comunicación escrita y audiovisual no se cortan en escupir todos los detalles, sin ser comedidos, para luego mostrar las imágenes de los sospechosos implicados para que la sociedad pueda juzgarlos y condenarlos. La recomendable serie británica Black Mirror ya se ha encargado de sugerir hacia dónde puede desembocar nuestra sociedad en el futuro si seguimos por este camino.

En definitiva tenemos otra buena serie británica que os recomiendo no os perdáis.

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