The Shadow Line. Soberbio cine negro por la pequeña pantalla.

Una miniserie británica que nadie debería perderse

Un poco tarde, año y medio después de su estreno por la cadena BBC Two, he podido disfrutar de otra de esas series casi desconocidas por el público seriéfilo y que es una verdadera obra de arte de la televisión. The Shadow Line está escrita, dirigida y producida por un casi desconocido Hugo Blick. Habrá que estar atentos en el futuro a todo lo que pueda hacer este creador. Corrupción, intrigas y dinero salen a flote tras un asesinato investigado por la policía, por un lado, y el crimen organizado por el otro.

The Shadow Line. La investigación a ambos lados de la línea oscura.

The Shadow Line. La investigación a ambos lados de la línea oscura.

The Shadow Line trata la línea moral que separa los dos lados del crimen y la falta de escrúpulos de aquellos que caminan sobre ella. Es una historia sombría, oscura, contada en siete actos, donde sacan a relucir las miserias que arrastran a  la gente por culpa del dinero. Rodada con talento, dosificada con tranquilidad pero brillantemente, con una excelente fotografía y con una puesta en escena edulcorada con las brillantes interpretaciones de sus intérpretes en sus complejos personajes. Y todo tras el sello de calidad que, como siempre, acompaña a la cadena británica BBC.

Un dirigente de la mafia llamado Harvey Wratten aparece muerto en un coche por disparos certeros al poco de quedar libre de la cárcel gracias a un indulto. La muerte no sólo provocará la atención de la policía y la prensa; la organización criminal a la que pertenecía se verá salpicada por lo sucedido y tratará de ponerle rostro al responsable y sus cómplices.

Al igual que con Los Soprano, The Wire y Breaking Bad es una serie que ningún seriéfilo debería perderse. El ritmo demasiado tranquilo del primer episodio no debería engañar, pues la historia es compleja, llena de detalles y tramas paralelas que van convergiendo poco a poco en una madeja donde, como dice el Sargento Foley: «Verás… la verdad, agente, la verdad es como un relámpago; siempre sigue la línea de menor resistencia».

La investigación por parte de la policía. El Sargento Foley (David Schofield) en la escena del crimen.

La investigación por parte de la policía. El Sargento Foley (David Schofield) en la escena del crimen.

Los título de crédito iniciales ya son de por sí excelentes, con la canción Pause de Emily Barker & The Red Clay Halo, apertura que tiene mucho que ver con la historia. Una bala vuela atravesando un entorno rojizo para impactar en lo que parece ser el respaldo de un coche. La bala que mata a Harvey Wratten y con la que empieza la serie:

Las corruptelas ya son evidentes desde el primer episodio y quedan plasmadas en una escena en la que el gerente de una empresa importadora de flores, Joseph Bede, interpretado por un espléndido Christopher Eccleston,  le ofrece  «la manzana más dulce que pueda probar» al corrupto sargento Foley (David Schofield) tras recibir un sobre con dinero:

Joseph Bede (Christopher Eccleston) nos recuerda que siempre hay manzanas podridas.

Joseph Bede (Christopher Eccleston) nos recuerda que siempre hay manzanas podridas.

Bede pasa de ser un lugarteniente menor de la organización de Harvey Wratten a ser la cabeza visible de los restos del naufragio, junto a la desquiciada sombra del sobrino de Wratten, el siniestro y ambicioso Jay Wratten (Rafe Spall). Joseph se quiere ir, dejar el mundo del hampa, pero es víctima de las circunstancias y es arrastrado por los acontecimientos como llevado por un río, justo en el momento en el que se confirma la irreversibilidad del drama de la enfermedad de Alzheimer en fase terminal de su esposa, a la que ama profundamente. El asesinado Wratten deja a Bede una deuda de un millón de libras con el traficante turco Bulkat Babur (Stanley Townsend) debido a una partida de heroína, de la cual no hay rastro ni de la droga ni del dinero. A la deuda y la muerte de Wratten se suma la desaparición del socio que codirige la organización, Peter Glickman (Antony Sher), obligando al florista a preparar una arriesgada pero lucrativa operación de droga para saldar la deuda.

Es difícil no empatizar y cogerle simpatía al personaje de Joseph Bede, a pesar de que se convierte en dirigente inesperado de una organización criminal que debe preparar la red para introducir heroína a través de su empresa de flores. El personaje del florista es, comparado con Jay Wratten y gran parte del resto de personajes, incluyendo a los responsables de la Ley, periodistas y resto de mafiosos, un lirio creciendo en una montaña de excrementos y putrefacción.

El otro lado de la línea oscura: Maurice Crace (Malcolm Storry), Jay Wratten (Rafe Spall) y Joseph Bede (Christopher Eccleston).

El otro lado de la línea oscura: Maurice Crace (Malcolm Storry), Jay Wratten (Rafe Spall) y Joseph Bede (Christopher Eccleston).

El actor Chiwetel Ejiofor interpreta al DI Jonah Gabriel, encargado de la investigación tras haber estado de baja debido a un tiroteo en el que la bala que mató a su compañero se le quedó incrustada en su cerebro cuando participaban en una operación secreta como policías infiltrados. Desde que la bala se quedó en su cabeza padece de amnesia, habiendo olvidado muchos hechos anteriores al disparo. Pero los acontecimientos de la nueva investigación le traerán, de forma dramática, el pasado y la luz de lo que le ocurrió.

A medida que se desarrolla la investigación, Jonah destapa las alcantarillas del Cuerpo de Policía y la sociedad en la que vive y se van desvelando demonios del pasado. La duda atenaza al detective tras encontrar por accidente un maletín escondido en su propia casa con un cuarto de millón de libras. Jonah no recuerda nada. ¿Ha sido un agente corrupto? ¿ES un policía corrupto? Una temática tratada ya en otras obras cinematográficas y literarias a raíz del renacer de personajes tras sufrir amnesia y negarse a aceptar el pasado. ¿Somos  lo que pensamos? o por el contrario ¿somos lo que recordamos?

Joanah Gabriel lidia también con las dudas por parte de su propia mujer acerca del deseo de Laura (Clare Calbraith) por traer un retoño a la familia. Si a la ecuación le sumamos la presión por parte de la madre de un hijo de Jonah, resultado de una aventura amorosa pasada de la que su mujer es ajena, le multiplicamos los esfuerzos del detective por recordar qué ocurrió la noche en que le dispararon en la cabeza y le dividimos las «facilidades» en la investigación del caso que le plantan sus corruptos superiores en el Cuerpo de Policía, nos dan como resultado un personaje muy interesante y complejo, inmerso en lo que él mismo califica como «Infierno» del que sólo saldrá dramáticamente al final de la serie, a manos de su propia compañera Lia Honey (Kierston Wareing).

Jonah Gabriel (Chiwetel Ejiofor) investiga un crimen con muchos hilos.

Jonah Gabriel (Chiwetel Ejiofor) investiga un crimen con muchos hilos.

Tenemos una investigación múltiple y somos testigos de los acontecimientos por los que pasan todos los involucrados en el caso. No sólo tenemos la investigación de la policía y la mafia; también tenemos en escena a Ross McGovern, periodista intrepretado por el actor Tobias Menzies (que conocemos por su papel de Bruto en la serie Roma y que aparecerá en la tercera temporada de Juego de Tronos). Ross es un periodista sensacionalista sin escrúpulos que quiere empapelar a Jonah Gabriel porque sospecha del posible pasado corrupto del detective, aunque en el fondo lo mueve una rencilla personal. Tramas paralelas se entremezclan con el asesinato de Wratten en una historia donde las drogas, la corrupción policial, la ambición y «el control» están en el fondo.

La serie recuerda la película también británica Red Riding: In the Year of Our Lord 1980 (2009), segunda entrega de la trilogía cinematográfica basada en los libros de David Peace, con sus obvias diferencias. Pero los protagonistas de la serie y de la película guardan semejanzas dramáticas claras.

Un personaje notable es el hombre impasible del sombrero, gafas y guantes. Me refiero a James Gatehouse, interpretado por el siempre convincente actor norirlandés Stephen Rea.

The Shadow Line. El señor Gatehouse.

The Shadow Line. El señor Gatehouse.

Alguien puede acusar a su interpretación de simplona, por la aparente falta de elocuencia de un personaje que parece carente de sentimientos. Pero no es así. Stephen Rea hace una caracterización ejemplar. Cada gesto, cada leve arqueo de ceja al introducir despacio su mano enguatada en su clásico abrigo, la tranquilidad con la que limpia sus gafas, están sobriamente llevados para transmitir la sensación de seguridad y control que impregna al personaje de Gatehouse.

The Shadow Line. Jonah Gabriel, Gatehouse y un oso de peluche.

The Shadow Line. Jonah Gabriel, Gatehouse y un oso de peluche.

El encuentro entre el agente Gabriel y Gatehouse, orquestado por el frío e inteligente Glickman, tiene el único detalle negativo de la película: la inoportuna muerte del hijo de Jonah, cuando Peter Glickman embosca a Gatehouse para matarlo a tiros. Pero es un detalle menor en una serie soberbia, se mire por donde se mire.

Con esta serie ocurre algo que no se suele producir en el mundo seriéfilo con demasiada frecuencia: The Shadow Line invita a un segundo visionado. La serie tiene muchos detalles que pueden escapar y que se comprenden mejor y se disfrutan, al volverse a ver.

Al final de la serie aparece el personaje virtual de Rolllo Tomasi, que ya apareciera en la gran película L.A. Confidential (1997) y en tantas otras. Rollo Tomasi es «el que se sale con la suya» a pesar de sus fechorías. «El Controlador» Gatehouse sale indemne de bombas, disparos e inyecciones letales, entierra a todo aquel que se le pone por delante en su camino, sin pestañear ni siquiera para matar a una cándida joven embarazada, una sufrida madre solitaria, o antiguos socios y jefes. The Shadow Line es una historia triste, al igual que la obra maestra de Ridley Scott, la ya mítica Blade Runner (1982). Y, al igual que Blade Runner, la serie The Shadow Line es una historia conclusa, que no debe continuarse. Porque seguramente muchos seriéfilos se habrán preguntado al concluir la serie: ¿Hay o habrá segunda temporada? La historia que no se debe continuar, de la misma manera que no se debería producir la secuela de Blade Runner que por desgracia se está gestando. La BBC ha cerrado The Shadow Line desde el principio y la considera una serie terminada donde no habrá más temporadas.

Hay muchas personas, de todos los ámbitos y estratos, a las que no les gustan las historias sin final feliz. Pero grandes obras maestras de la historia del cine y la televisión no tienen final feliz como Casablanca (1942), Ladrón de Bicicletas (1948), Blade Runner (en la versión del director) , Sin Perdón (1992), Los Soprano, Rubicon… Las historias tristes son un reflejo del mundo en el que vivimos, el cual tenemos la obligación moral de cambiar.

Enlace permanente a este artículo: https://www.caraballo.es/2012/11/the-shadow-line-soberbio-cine-negro-por-la-pequena-pantalla/

14 comentarios

Saltar al formulario de comentarios

  1. qué pean que ya se acabó, lo dicho freaking out estuve!

  2. pena

  3. De las mejores series que he visto. Muchas gracias Maite por recomendarla :-)

  4. Me lo anoto!!!! :)

  5. Obra maestra de la televisión. Para mí también al nivel de las que nombra Héctor, y que, como dice, apetece volver a ver para apreciar mejor todos los detalles.
    La trama, los personajes, los giros inesperados,…la fina línea que separa el bien del mal.
    El quinto episodio soberbio. De lo mejor que he visto.
    A mí no me importaría que hubiera una segunda temporada. Aunque fuera una decepción, estoy dispuesta a correr el riesgo.

    • jordi el 19 noviembre, 2012 a las 19:37

    ¡Al fin alguien que comenta esta serie! Tanta serie americana y nos olvidamos del filón de calidad que se da en la UK. Para los que han disfrutado de esta serie recomiendo otra serie cerrada de cinco episodios: Line of Duty. Trata de un DI muy bien considerado al que por un pequeño secreto le crecen los problemas como una bola de nieve (no considero este resumen un spoiler).
    Me gustaría destacar unas características de las series criminales británicas: suelen ser cerradas o de temporadas de pocos episodios (Luther, Whitechapel, Acussed) y los finales siempre suelen ser amargos. Todos los personajes pierden algo de sí en medio de un ambiente muy complejo, tanto de trama como de personalidades. Si alguien ve también series de SF británicas se dará cuenta que tampoco terminan bien (las segundas y terceras temporadas de Torchwood, la serie setentera Blake’s Seven, Black Mirror, el mismo Dr. Who suele perder ayudantes y la serie, pese a su tono juvenil, es muy oscura,…) Tal vez esto tenga que ver con la pérdida de la inocencia que se da en el viejo continente comparada con la aún viva ilusión del nuevo continente. Añado a esto un sentido británico de realismo sobre las cuestiones tratadas (incluso la física delirante del Dr. Who suele tener más base que la ofrecida en las series americanas).
    Saludos, Hector, y continúa dando a conocer estas pequeñas joyas en tamaño pero grandes en contenido y realización.

  6. gran serie, voy por el 3º capitulo y me tiene enganchado

  7. ¡Pues lo mejor está por llegar!

  8. qué tal otra que me han recomendado se titula ‘Black mirror’ y luther

  9. Black Mirror y Luther son excelentes.
    http://blog.caraballo.es/2012/06/black-mirror-el-reflejo-siniestro-de-la-sociedad-2-0-en-tres-actos/

  10. y ya abusando de tu confianza la serie SHERLOCK?

  11. La primera temporada está muy bien; la segunda es muy floja. Actores excelentes y ritmo frenético. Estamos esperando la tercera temporada. Lo malo: series MUY cortas, con muy pocos episodios.

    • Ivan Josip Kaseric el 17 julio, 2014 a las 16:14

    Saben dónde puedo descargar la temporada 2?

Los comentarios han sido desactivados.