Ya han pasado unas semanas desde la despedida el 22 de mayo de ese gran cabrón llamado Gregory House, M.D. Amado y odiado, detestado y admirado, compadecido y repudiado, ignorado e idolatrado. Un personaje (más que una serie) que no deja indiferente a nadie y que ha catapultado a su intérprete, el gran Hugh Laurie.
¡Alerta spoilers!
El cierre de la octava y conclusiva temporada se titula Everybody Dies (Todo El Mundo Muere), toda una referencia a la eterna aseveración del doctor de que todo el mundo miente (título original del episodio piloto de la serie). El último capítulo fue todo un homenaje al personaje, una despedida donde han aparecido prácticamente todos los personajes, exceptuando a la gran ausente Lisa Cuddy (que se defenestró al terminar la séptima temporada marchándose de la producción). Desfilaron los amigos y compañeros que han vivido y sufrido con (y por) House durante las ocho temporadas que ha durado esta gran serie, a modo de consciencia introspectiva del propio House, mostrándonos las distintas facetas y dudas del ser humano dentro del doctor. Sí, he dicho bien. Digo facetas porque Gregorio House no es un personaje ni simple ni aburrido sino lleno de complejidades, muy alejado de como lo encasillan y describen todos esos «expertos de pacotilla» que aseveran «no me gusta House; retrata a un antipático sin empatía que es odioso y aburre».
House M.D. nos ha mostrado la soledad del genio. Gregory es una mente excepcional que arrolla a su paso debido al estigma de vivir rodeado de mentes simplonas, aburridas, sin colores ni facetas. House siente un vacío existencial que sólo los genios, ateos y racionales como él pueden sentir. La soledad existencialista vestida como médico sin bata blanca y experto en enfermedades contagiosas. Con bastón en mano, envase de vicodina en el bolsillo y remediando las soledades de alcoba junto a prostitutas con distintos e interesantes talentos, como la afinadora de guitarras
Muy en contra de la opinión generalizada tenemos un personaje muy empático; a Greg sencillamente no le importa lo que piensen los demás de su manera de ser. ¿House no capta lo que sienten sus interlocutores? lo capta todo perfectamente, pero le repudia la manera que tiene la gente de responder emocionalmente a las situaciones y vicisitudes de la vida. Los que hemos seguido a Greg durante ocho temporadas sabemos que, cuando quiere, puede conectar emocionalmente con cualquiera. Recordemos cuando se involucra en la disyuntiva del Dr. Chris Taub respecto a su doble paternidad; o el rechazo de Remy ‘Número trece’ Hadley a conocer si padece la Enfermedad de Huntington donde nuestro eterno cojo llega a ofrecerse para practicar la eutanasia activa si ella se lo pidiera. Conexiones donde se involucra profundamente… aunque a la «manera de House», eso es cierto. Pero recordemos sobre todo que vimos palpitar el corazón de House en todo su esplendor en el cierre de la séptima temporada, en el capítulo Moving On: cuando se mete literalmente con el coche de Wilson en el salón de la casa de Cuddy. House es un genio, pero también es humano.
Bien conocido es el paralelismo deliberado de los guionistas del doctor House con Sherlock Holmes. Los dos son adictos a resolver problemas y puzzles, a lo que también se suma la adicción a los narcóticos: vicodina por un lado, cocaína en disolución al 7% en el caso del detective londinense. Los dos tienen un (único) amigo inseparable que debe soportar con estoicismo los altibajos emocionales: hablo de los doctores Dr. James Wilson y el Dr. John H. Watson (comparten hasta iniciales). Sherlock y House son buenos intérpretes musicales: Sherlock del violín, House de la guitarra y el piano. Incluso el primer caso al que se enfrenta House en la serie es con una paciente que se apellida Adler (personaje interpretado por la actriz que encarna a la agente Teresa Lisbon de la serie El Mentalista). Los guionistas airearon claramente éste paralelismo en el episodio T02E07 Hunting donde nos enseñan que nuestro personaje del inseparable bastón vive en el 221B de una calle indeterminada de Nueva Jersey. El propio creador de la serie David Shore ha reconocido que el propio nombre de House se inspira en Holmes.
House M.D. no se convirtió en una serie agotada; muy bien podría haber aguantado más temporadas, a diferencia de algunas veteranas de la parrilla que ojalá terminaran ya. Los casos médicos son lo de menos, y ésto es algo que la hace grande. Personalmente no aguanto las series de hospitales pero House es la excepción que confirma la regla Lo importante es la historia, la trama, la evolución de los personajes y que el eje temporal se pueda romper con giros argumentales. Pero en el caso de la serie que nos concierne en esta entrada del blog la presencia y el hilo conductor del protagonista no hacen necesarios los recursos argumentales para mantener enganchados al espectador: basta la presencia de Hugh Laurie y sus diálogos con cualquier secundario para disfrutar de esta magnífica serie creada por David Shore que se ha despedido para siempre.
Echaremos de menos a House M.D. Me ha encantado la secuencia final, la que comienza con la estupenda despedida de House al decir El cancer es aburrido. A pesar del fondo un tanto existencialista de toda serie debido a la soledad del genio ateo tan profundamente racional la serie se despide con un guiño a modo de Jazz al vitalismo con la canción de Louis Prima titulada Enjoy Yourself it’s later than you think (Diviértete, es más tarde de lo que crees):
Enjoy yourself, it’s later than you think
Enjoy yourself, while you’re still in the pink
The years go by, as quickly as you wink
Enjoy yourself, enjoy yourself,
It’s later than you think(Don’t be a fool!)
3 comentarios
Confieso que en muchos episodios he «pasado» de las historias médicas, de los diagnosticos y tratamientos. Sólo volvia la vista a la pantalla cuando contaban las otras tramas. House podria haber sido arquitecto, periodista, policía o vagabundo sin que el interes de la serie decayera.
Autor
¡Tienes razón, Tales de Mil_Euros! corregido…
En español, los meses del año y los días de la semana se escriben en minúscula.