Las series de televisión son una evolución del lenguaje cinematográfico

Todos estamos viviendo una época dorada en lo que respecta a las series de televisión. Precisamente cuando en el mundo del celuloide y de la pantalla grande en una sala a oscuras parece que se viven horas bajas. Pero no nos equivoquemos: las series de televisión no son más que una extensión del lenguaje cinematográfico.

Las series y el cine... en versión original subtitulada, por favor.

Las series y el cine… en versión original subtitulada, por favor.

Amar las series no debe estar reñido con la pasión por el cine, pues son dos caras de la misma moneda vistas en ámbitos distintos (la tele y/o monitores en contraposición con las salas de cine). Pero forman parte del mismo mundo, utilizan el mismo lenguaje de la misma manera que una obra de Cervantes o de Lovecraft  forman indudablemente parte de la escena literaria (aunque pertenezcan a géneros, temáticas y estilos tan distintos…) ¿Distintos? claro ¿utilizan diferente lenguaje? evidentemente. Pero unos y otros forman en esencia parte de lo mismo.

Las series permiten desarrollar a los personajes gracias a la estructura dosificada de los capítulos. Los protagonistas pueden evolucionar, crecer, desarrollarse, alterarse… y si las temporadas lo permiten vemos a los personajes envejecer. En una película de dos horas esto es más complicado (que no imposible). Es maravilloso poder seguir a un personaje durante años. El género seriéfilo permite desarrollar y dosificar en la medida precisa. Eso no quita que hay muchas series pasadas de rosca que no necesitan estirarse ad eternum…

La época dorada de la series de la televisión se debe, en gran medida, a la huida hacia adelante de guionistas y realizadores estadounidenses hartos de las tijeras de la censura por parte de los gustos comerciales de las productoras. Basta que en una película aparezca una escena donde se insinúa algo de sexo o se utilice un lenguaje con un par de tacos y ya le quitan la clasificación G (todos los públicos) con lo que las productoras empiezan con los tijeretazos. Mientras que en la tele del pago por visión como Showtime, HBO o similares tienen plena libertad para mostrar, decir o hacer lo que se quiera por pantalla. ¿Alguien se puede imaginar una serie como Californication en las salas de cine de EE.UU. :-D? en las salas X, desde luego… Así se ha generado el goteo de talentos desde el cine hollywoodiense, atados a gustos comerciales, a la televisión desde donde se han fraguado maravillas como The Soprano, Breaking Bad, The Wire, etc.

Algo a agradecer al boom de las series es que ha permitido popularizar su difusión en versión original subtitulada. Tal es la voracidad de los serieadictos, que no quieren esperar ni un día tras su emisión en EE.UU. o el Reino Unido para poder participar en los debates en foros, blogs o cafés. Y todo gracias a la tarea desinteresada de miles de aficionados que crean y traducen los subtítulos casi en cuestión de horas. Desde mi blog seguiré siendo un defensor de la versión original subtitulada, sea en el idioma que sea, y seguiré atacando el horror y la náusea que produce el doblaje. Doblar una película o serie es como pintar un cuadro de Pollock con lirios rosas o acompañar una canción de los Stone Roses a ritmo de maracas y bandurrias.

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