Interesante y divertida revisión de lo que fue la época dorada del vídeo doméstico.
El Canal TCM sigue con sus Noches TCM en la Cineteca del Matadero de Madrid, donde el primer miércoles de cada mes nos deleitan con un documental de temática cinematográfica. La entrada es gratuita, así que ya podéis correr la voz. Anoche pude disfrutar del documental Rewind This!, del realizador Josh Johnson y producido por John Carpenter (toda una referencia del cine de terror de los años ochenta), donde se hace arqueología audiovisual alrededor de la época dorada del VHS: desde los años ochenta hasta finales de los noventa.
Rewind This! de Josh Johnson.
Aprovecho para disculparme sobre esta inusual sequía creativa en la que he estado casi un mes. No soy de los que gustan escribir por escribir y por ello me he sentido casi como Hank Moody en el piloto de Californication :-D. Es cierto que estamos en un periodo de sequía creativa a nivel seriéfilo, pero no es excusa.
Esta semana tengo que hablar del Festival Canal+ de Series 2013 al que fuimos invitados y donde disfruté como un enano. Y también me gustaría anunciar que en este humilde blog vais a ver entradas escritas por algunos colaboradores, aparte de mí. En el tintero tenemos una entrada escrita por mi editora Carmen Blasco sobre la estupenda serie británica The Wrong Man’s que acaba de terminar su primera temporada.
Yo, crecí en los ochenta…
«Por favor, sea tan amable de devolver esta cinta rebobinada».
En el estéticamente ominoso decenio de los ochenta y buena parte de los noventa se realizaron una cantidad ingente de producciones destinadas exclusivamente al VHS.
Los adolescentes de hoy en día no saben lo que significaba rebobinar un radiocasete con un bolígrafo Bic. O llegar ansioso a casa tras pelear en el videoclub por una de las únicas ocho copias que quedaban de la última película de Steven Spielberg para, nada más introducir el VHS (o la cinta del sistema BetaMax o 2000…), soltar un alarido exasperarte al ver que la película está en los títulos de crédito finales y hay que rebobinarla 
¡Pero qué tiempos aquellos! Los años ochenta…
El documental repasa durante noventa minutos lo que fue el VHS a través de los testimonios de coleccionistas de cintas de VHS (algunos de ellos muy frikis…), de directores de cine como Atom Egoyan, directores de Anime como Mamoru Oshii, intérpretes como Cassandra Peterson (la icónica estrella gótica Elvira) y directores del cine se Serie B y Serie Z como Frank Henenlotter (Basket case – 1982, Frankenhooker – 1990).
Los coleccionistas de VHS son muy singulares… tanto o más como las enormes gafas del productor Dimitri Simakis Buscan las viejas cintas de vídeo por los flea markets estadounidenses, los mercadillos callejeros donde la gente vende de todo: desde cabezas de muñecas hasta vasos con estampados florales que dañan a los ojos. Los coleccionistas buscan, sobre todo, esas rarezas del VHS que no se encuentran en otros soportes porque, como dice el propio director Johnson:
«Al comenzar la película no sabíamos que había una gran cantidad de títulos en VHS que no se han editado jamás en DVD o Blu-ray. Se calcula que un 30 o un 40 por ciento de las cintas estrenadas en VHS no existen en otro formato.
En el estéticamente ominoso decenio de los ochenta y buena parte de los noventa se realizaron una cantidad ingente de producciones destinadas exclusivamente al VHS, una buena parte de ellas de Serie B y del subgénero Serie Z. Porno, películas de ninjas, patadas de Chuck Norris… pasando por todos los palos del terror (Gore, Splatter, etc.) En el terror es donde encontramos películas con muñecos asesinos, vagabundos mutantes que salen de las alcantarillas, psicópatas estrafalarios… Es ingente la cantidad de subgéneros de terror que nacieron en el periodo del vídeo doméstico. También florecieron productoras legendarias de la serie Z, como Troma Entertainment, y podemos escuchar a Lloyd Kaufman, uno de sus fundadores. Si todavía no habéis visto ninguna de las películas de Troma de la saga El vengador tóxico (1984) ya estáis tardando…
El Vengador Tóxico (1984), una joya de la productora Troma. ¡Ojo a su fregona!
Varios de los coleccionistas de VHS que aparecen son realmente estrafalarios y meticulosos. Desde la chica que tiene cientos de cintas organizadas por colores hasta un hombre que tiene cerca de 1000 películas que empiezan con las palabras «dead», «deadly» o «death» Seguro que Peter Jackson, antes de rodar Braindead: tu madre se ha comido a mi perro (1992), se puso rollizo en un sillón devorando películas de Troma.
Uno de los coleccionistas dice, muy acertadamente, que el vídeo domestico supuso la democratización del cine. Efectivamente: antes de la llegada del vídeo doméstico estábamos a merced de lo que las distribuidoras dispusieran en los cines en nuestras ciudades, producciones comerciales y destinadas a un público mayorista. Pero al llegar los videoclubs esto se acabó: todo tipo de producciones, estrafalarias o independientes, americanas o australianas, dramas lacrimógenos o porno fetichista… todo estaba al alcance del pueblo, todo lo que jamás se podría ver ni por la tele ni por los cines. Y luego la distribución del formato se extendió: librerías, estancos, aeropuertos… Así las primeras productoras de cine destinado al vídeo se hicieron de oro, y las firmas del celuloide acabaron siendo compradas por aquellas.
El vídeo domestico supuso la democratización del cine.
Me ha encantado el optimismo y la vitalidad de un personaje realmente singular: Rocky «The Rock» Nelson, el que ha sido calificado como el «Ed Wood moderno» (precisamente trabajó con Conrad Brooks, uno de los actores habituales de Ed Wood). Nelson ha grabado estrafalarios cortometrajes de ínfimo presupuesto como The Devil Ant (La Hormiga Diabólica) y Dracula vs. Sodom Insane (Drácula contra el Demente de Sodoma). Pero Nelson no muestra pudor alguno o vergüenza ante sus trabajos, que son su forma de vida. Apasiona su integridad al defender enérgicamente, mirando directamente a la cámara, su forma de trabajar, animando a imitarle porque lo que importa es guiarse por tu propio corazón a la hora de realizar producciones cinematográficas, con independencia de los medios técnicos o humanos. Toda una soberbia y maravillosa declaración de intenciones.
Es gracioso cuando hablan de las rayas que se pueden ver descendiendo por la pantalla en alguna parte de los vídeos. Las cintas magnetoscópicas se deterioran con las reproducciones y rebobinados, y las escena favoritas del público (especialmente donde se enseñaban tetas o había sexo) iban precedidas de ese instante con el descenso de la marca de la vergüenza Como se dice en el documental: ver un VHS es hacer arqueología del visionado porque sabes qué partes de la película se han visto más veces.
El formato audiovisual físico va a desaparecer. Y ese es un hecho que ya nadie duda.
Un punto significativo del documental llega cuando se aborda la caducidad de los formatos digitales físicos. El VHS tuvo un larguísimo periodo de vida (de 1970 hasta casi 2005), mucho mayor del que ha tenido el DVD y del que tendrá el BluRay. Durante más de tres decenios ha habido coleccionistas de VHS, de DVD e incluso de BluRay. Pero este coleccionismo digital desaparecerá, como muestra la archivadora cinematográfica Caroline Frick cuando hace mención a que ninguno de sus alumnos hoy en día, siendo todos ellos estudiantes de cine, conserva colección alguna de películas, en ningún formato.
Internet y la Sociedad 2.0 han sido el ataúd de la distribución física. El formato audiovisual físico va a desaparecer. Y ese es un hecho que ya nadie duda.
Una época que ya es historia. Un coleccionista comenta que la historia del vídeo doméstico alecciona sobre por qué nuestra sociedad ha llegado al punto en el que estamos, con toda la enorme gama de películas cutres y kitsch que se crearon en vídeo: todo un muestreo de lo que la gente quería y consumía en esta enferma sociedad.
Yo crecí en los ochenta. Y, dicho sea de paso, mis primeros vídeos domésticos los vi en el efímero (y por aquel entonces superior) sistema 2000:
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